Todo
apuntaba a que iba a convertirse en el sucesor del imperio empresarial
que administraba su familia. De ahí que se licenciara en Administración y
Dirección de Empresas y que cursara un MBA en la Universidad de
Harvard.
Sin embargo, tras dar una breve charla en un taller sobre liderazgo, Stephen F. Covey (Salt Lake City, 1932) empezó a escribir su propio destino.
Fiel a su "voz interior", descubrió que su "misión en la vida" era ser profesor. "Quería inspirar a los demás para que escucharan su propia voz, de manera que pudieran alcanzar la plenitud".
Así se lo dijo a su padre, quien, tras varias décadas trabajando como
empresario, le confesó: "Me alegro por ti, hijo, pues yo no he sabido
escuchar mi voz interior y no he encontrado mi vocación haciendo
negocios".
Mucho ha
llovido desde entonces, pero su sueño sigue siendo una realidad.
Influido por las enseñanzas esenciales de Buda, Sócrates, Jesús y Viktor
Frankl -del que fue amigo íntimo-, Covey está considerado como uno de
los filósofos del management más reconocidos del mundo. Entre otros
ensayos es autor del best seller Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva
(Paidós). Además de pensador, también es empresario. Covey, que tiene 9
hijos y 50 nietos, es cofundador y vicepresidente de la organización
Franklin Covey, especializada en liderazgo y desarrollo de habilidades
directivas.
- ¿De dónde saca tanta energía?
Del
sentido que tiene mi vida. Cada mañana me recuerdo a mí mismo por qué
estoy aquí y de qué manera puedo ser útil para los demás. Mi
energía y mi motivación proceden de mi vocación de servicio hacia una
actividad que trasciende mis deseos egoístas. Y en vez de placer y
satisfacción, obtengo paz y alegría.
Con el tiempo descubres que el éxito no es la base de la felicidad,
mientras que la felicidad sí es la base del éxito. Y para lograrla, uno
ha de cuidar diariamente su cuerpo, su mente, su corazón y su espíritu.
- Usted suele hablar de la necesidad de cambiar de paradigma. ¿A qué se refiere?
Paradigma
es la forma en la que vemos e interpretamos el mundo y de cómo
entendemos el papel que desempeñamos en él. Nuestra actitud y nuestra
conducta son resultado de nuestro paradigma. Si aprendemos a
alinear nuestro paradigma con nuestra verdadera naturaleza, mejoraremos
nuestra forma de pensar y de actuar, obteniendo mejores resultados en la
vida.
- ¿Podría extrapolar esta reflexión al ámbito de la empresa?
Seguimos
utilizando el paradigma de la época industrial, donde la máquina era
clave y la persona, secundaria y prescindible. Pero las cosas cambian y
evolucionan, con lo que ya no sirve el paradigma de entonces. Ahora la
clave son las personas, con lo que
es necesario que cada trabajador tome conciencia de su enorme potencial
interno y que las empresas lo estimulen, lo respeten y lo mantengan.
- ¿Cómo describiría ese potencial interno?
Son una
serie de valores y principios que pueden convertirse en hábitos. Por
ejemplo, todos tenemos la capacidad de ser proactivos, creando espacio
entre el estímulo y la respuesta para elegir la actitud más conveniente
en cada momento. Ese espacio es nuestra conciencia, a partir de la que
podemos tomar las decisiones que nos convierten en lo que somos. Nuestra verdadera libertad consiste en elegir entre el papel de víctima y el de protagonista.
- ¿El líder nace o se hace?
El líder
se construye a sí mismo de forma consciente, desarrollando la habilidad
de dar respuesta y responsabilizándose de todo lo que experimenta.
- ¿De dónde surge la motivación para superarse a sí mismo?
De la imagen que quiero tener de mí mismo. Para ello, puedo imaginarme asistiendo a mi funeral. Si muriera mañana, ¿cómo creo que sería recordado por mi familia, mis amigos y mi empresa?
Esta visión me lleva a centrarme y comprometerme con ciertos valores,
principios y propósitos, que poco a poco me dan fuerza para convertirme
en la persona que quiero llegar a ser. Cualquier creación física
primeramente es creada con el pensamiento. De ahí que no deba amarrarme a
mi historia, sino a mi potencial. El aprendizaje es el camino y la
meta.
- ¿Cuál es la forma más efectiva de relación humana?
Es la que
se basa en la ganancia mutua. Ya que sólo cosechamos lo que sembramos,
hemos de concebir a todos los grupos de interés de nuestra vida como
parte de nosotros mismos. Así como damos, así recibiremos. Si alguien va
a salir perjudicado, mejor no dar un paso hacia adelante, pues las
consecuencias terminarán por afectarnos. La única estrategia inteligente es aquella que garantiza la sostenibilidad de todas las partes implicadas. Todos somos uno.
- ¿Y cómo se consigue este grado de cooperación y unidad?
Comprendiendo a los demás en vez de querer que nos comprendan a nosotros primero. Más allá de oír lo que dicen, hemos de aprender a escucharles.
Sólo así podemos comprender lo que dicen y hacer que se sientan
comprendidos, relajándose, bajando sus defensas y abriéndose a colaborar
con nosotros. Servir a los demás es el camino que conduce al éxito.
Fuente: ElPais.com