¿Frustrado
por tus empleados? El problema podrías ser tú, no ellos. Tus empleados
son tu negocio y mantenerlos motivados tiene un resultado directo en tu productividad; sin embargo, hoy en día esto es difícil de lograr: el 70 por ciento de los trabajadores no se sienten comprometidos con su trabajo.
¿ Tu equipo no da los resultados esperados ? |
Muchos empresarios esperan que sus
empleados tengan el mismo empuje y energía que ellos, a pesar de que no
son dueños del negocio. Y el no poder controlarlos o ‘arreglarlos’ para
que se amolden a algo que quieres puede estresarte.
Pero no te desesperes. Muchas veces es
el propietario y no el trabajador el del problema. Pero con unos
pequeños cambios personales en tu estilo de liderazgo podrás mejorar
considerablemente la moral y el engagement de tu equipo. Además,
evitarán que te desanimes por pensar que careces de la capacidad que se
requiere para dirigir tu empresa:
- No identificar lo que es más importante
Muchas veces, cuando los
managers se frustran con sus empleados empiezan a enfocarse en cosas
pequeñas en lugar de lo que realmente se necesita lograr.
Aunque las cosas pequeñas pueden convertirse en grandes problemas, es
importante que los líderes de negocios estén claros sobre sí mismos y
las metas a largo plazo.
Tomemos como ejemplo a un empleado que
siempre llega tarde. Probablemente piensas que debes arreglar ese
problema, ya que crees en la puntualidad. Ahora, imaginemos que ese
empleado es tu mejor vendedor. ¿Debes trabajar bajo reloj cuando estás
consiguiendo los resultados que deseas de su trabajo? Quizá sea momento
de cambiar tu esquema laboral y adoptar por uno más flexible.
- No establecer expectativas
Muchos managers a los que coacheo
expresan frustración por lo que sus empleados “carecen”. Pero cuando les
pregunto si han establecido expectativas para sus trabajadores, casi
siempre admiten que no. No puedes esperar que tus empleados sean
lectores de mentes. Aunque es importante que los empleados se comuniquen
entre ellos y con sus managers, es igual de importante que los managers
y dueños de negocios establezcan expectativas medibles y que las
comuniquen claramente con sus empleados.
- No corregir errores a tiempo
La falta de corrección da origen a malos hábitos y mediocridad.
Si los empleados no están cumpliendo las expectativas que fueron
claramente establecidas, es momento de que corrijas el problema
inmediatamente. Si lo pospones correrás grandes riesgos, ya que los
malos hábitos serán más difíciles de corregir después y crearás una baja
moral si dejas que alguien se “salga con la suya”. Además, puedes
causar resentimiento que puede ser tóxico, especialmente en los pequeños
negocios.
Y no lo olvides: debes liderar con el
ejemplo. Así que admite tus errores. Los verdaderos líderes no temen
aceptar cuando se equivocan, y eso orgánicamente genera respeto y
confianza.
- No ser abierto con la retroalimentación
Los empleadores y managers comúnmente
utilizan las evaluaciones anuales como el único foro para proveer
retroalimentación a sus subordinados. Sin embargo, las evaluaciones
formales son justo eso: una formalidad. La retroalimentación más
productiva para los empleados es la orgánica; aquella que se da cuando
se reconoce un trabajo bien hecho y cuando se corrige un desempeño
mediocre en tiempo real.
Nuevamente, ésta es una oportunidad para
liderar mediante el ejemplo pidiéndoles a tus empleados que te den su
retroalimentación. Pocos managers piensan que es una
buena idea solicitar retroalimentación a sus empleados, por temor a
romper con una estructura organizacional jerárquica.
No obstante, los managers tienen la
oportunidad de establecer el tono sobre cómo se ofrece y recibe la
retroalimentación. Implementar una práctica donde la retroalimentación
se hace de manera profesional y con el único propósito de aumentar la productividad resulta en incrementos instantáneos de comunicación interna y respeto mutuo.
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