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jueves, 12 de septiembre de 2013

¿Por qué pelearon Steve Jobs y Bill Gates?

Hablemos un poco de historia, ¿Por qué pelearon Jobs y Gates?
Steve Jobs y Bill Gates se reunían frecuentemente para elaborar el software de la Apple II. (Foto: Cortesía Fortune)
A fines de los 70, el ex CEO de Apple le pidió un ‘software’ gráfico a Microsoft para la Macintosh; poco después Gates anunció Windows, el ‘clon’ del sistema que Jobs planeaba lanzar previamente.
La compleja relación entre Bill Gates y Steve Jobs comenzó a finales de la década de los 70, cuando Microsoft ganaba gran parte de su dinero gracias al diseño de software para la Apple II. Cuando Jobs inició el desarrollo de la Macintosh original a principios de los 80, él quería que Microsoft creara para el ordenador una versión de BASIC, un lenguaje de programación de uso fácil, y también un software de aplicación, como programas de procesamiento de texto, gráficos y hojas de cálculo. Así que fue a visitar a Gates en la oficina que éste tenía cerca de Seattle y le presentó una tentadora visión de lo que Macintosh sería: una computadora para las masas con una interfaz gráfica amigable. Gates aceptó hacer versiones gráficas de una nueva hoja de cálculo llamada Excel, un procesador de textos llamado Word, así como BASIC.  Gates viajaba a menudo a Cupertino para las demostraciones del sistema operativo Macintosh, y no estaba bastante impresionado. "Recuerdo la primera vez que fui, Steve tenía esta aplicación que hacía que los objetos rebotaran alrededor de la pantalla. Era la única aplicación que funcionaba", me dijo. A Gates también lo desalentó la actitud de Jobs. "Fue una rara visita de seducción, Steve me decía que ellos en realidad no me necesitaban y que estaban haciendo cosas estupendas. Era Steve Jobs en el modo de venta, pero en este tipo de modo que también te dice, ‘No te necesito, pero tal vez deje que participes'". 

A ambos les entusiasmaba la posibilidad de que Microsoft creara software gráfico para la Macintosh que llevara la computadora personal a un nuevo nivel, y Microsoft destinó a esa tarea un amplio equipo. "Teníamos a más gente trabajando en la Mac que él", dijo Gates. Y aunque Jobs sintió que no tenían buen gusto, los programadores de Microsoft fueron persistentes. "Crearon aplicaciones que eran terribles, pero fueron tenaces y las mejoraron", recordó Jobs. 
Gates disfrutaba esas visitas a Cupertino; podía ver cómo Jobs interactuaba erráticamente con sus empleados y mostraba sus obsesiones. "Steve actuaba como el flautista de Hamelín, proclamando cómo la Mac cambiaría al mundo y dando a la gente una sobrecarga de trabajo, con tensiones increíbles y complejas relaciones personales". Algunas veces Jobs comenzaba en la cima para luego descender, compartiendo sus temores con Gates. "Salíamos un viernes por la noche, cenábamos y Steve sólo decía que todo iba estupendamente. Luego, un día después, sin falla, se ponía ‘diablos ¿se venderá esta cosa?, oh Dios, tengo que subir el precio, siento haberte metido en esto, mi equipo son un montón de idiotas'". 
En ese entonces, Microsoft producía un sistema operativo conocido como DOS, cuya licencia dio a IBM y a otras computadoras compatibles. Se basaba en una anticuada interfaz de línea de comando que requería que los usuarios escribieran comandos del tipo C:>. A medida que Jobs y su equipo comenzaron a trabajar estrechamente con Microsoft, les preocupó que copiaran la interfaz gráfica de Macintosh e hicieran su propia versión. Andy Hertzfeld, miembro del equipo original de Macintosh, notó que su contacto en Microsoft hacía muchas preguntas detalladas sobre cómo funcionaba el sistema operativo Macintosh. "Le dije a Steve que sospechaba que Microsoft iba a clonar el sistema Macintosh", rememora Hertzfeld.
Tenían razón en preocuparse. Gates creyó que las interfaces gráficas eran el futuro, y que Microsoft tenía tanto derecho como Apple de utilizar la idea de la metáfora del escritorio, originalmente desarrollada por el centro de investigación de Xerox, no por Apple. Como más tarde admitiría Gates sin reparos, "Dijimos, ‘hey, creemos en las interfaces gráficas, nosotros también vimos el ordenador Xerox Alto'".
En su acuerdo original, Jobs había convencido a Gates que Microsoft no crearía software gráfico para nadie más hasta que hubiera transcurrido un año del debut de Macintosh en enero de 1983. Por desgracia para Apple, la compañía no contempló la posibilidad de que el lanzamiento de la Macintosh se demoraría un año. Por lo que Gates estaba en su derecho de anunciar, en noviembre de 1983, que Microsoft planeaba desarrollar un nuevo sistema operativo para las computadoras IBM -que incorporaban una interfaz gráfica con ventanas, íconos, y un ratón para navegar- llamado Windows. 
Jobs estaba furioso. Sabía que podía hacer poco al respecto, pero de cualquier forma arremetió. "Tráeme a Gates inmediatamente", le ordenó a Mike Boich, el primer predicador de Apple en otras compañías de software. "Me mandó llamar para recriminarme. Fui a Cupertino, como si se tratara de una representación teatral. Le dije, ‘estamos haciendo Windows'. Le dije, ‘estamos apostando la compañía en la interfaz gráfica'". 
Esa reunión se realizó en la sala de conferencias de Jobs, donde Gates se encontró rodeado de 10 empleados de Apple ansiosos de ver cómo su jefe lo atacaba. Jobs no decepcionó a su tropa. "¡Nos estás robando!", le gritó. "¡Confié en ti, y ahora nos estás robando!". Gates se mantuvo tranquilo, mirando a Steve a los ojos, antes de contraatacar con su voz chillona. "Bueno Steve, creo que hay otro ángulo desde el que podemos verlo. Creo más bien que ambos nos encontramos con este rico vecino llamado Xerox, y asaltamos su casa para robar su televisión, y descubrimos que tú ya te la habías robado antes". 
Del libro Steve Jobs by Walter Isaacson Copyright © 2011 by Walter Isaacson. Reproducido con la autorización de Simon & Schuster Inc.


miércoles, 11 de septiembre de 2013

En tu empresa ¿hay jefes o líderes?




Jefe y líder pueden ser un sinónimo o dos conceptos muy diferentes, según las características de la persona en quien recaigan.  Llevar el título de director no implica que esa persona sepa inspirar a su gente, indica John Maxwell, especialista en liderazgo. "Un líder corre carreras para cumplir metas, pero en el camino lleva a la gente. La primera señal de que sólo eres jefe es que llegas a la cima y nadie te sigue", comenta el autor del libro "Las 21 leyes irrefutables del liderazgo".

En una encuesta de OCCMundial entre 1,500 profesionales, 6 de cada 10 asociaron a un buen jefe con el concepto ‘capacidad de comunicarse', mientras cinco de cada 10 se fija en los conocimientos que posee la persona. Los conocimientos para dirigir se pueden ir desarrollando, pero quien comanda no necesariamente marca ruta, es decir, prepara y prevé escenarios con inclusión de los empleados. Esto último es lo valioso de un líder, que sabe mantenerse orientado y tiene control de su rumbo, señala Maxwell.
El asesor para organizaciones como la NBA, y participante del World Leadership Forum, explica que un jefe interesado en mejorar resultados y conducirse como líder, debe formularse estas preguntas:
 

1. ¿En serio me interesan los demás?

Esto es el ADN de un líder, su función es bajar de la cima y encontrar seguidores para sumar a los proyectos, pero, eso implica asumir la responsabilidad de guiar. "Si te concentras sólo en ver a los empleados como alguien que da resultados, eso no es liderazgo, es manipular para conseguir algo a cambio", indica Maxwell.


 2. ¿Quiero poder o relaciones a largo plazo?

Muchos empleados se preguntan ¿le intereso al jefe? Porque ese director abarca al grado de querer hacerse cargo de todo, sin delegar y sin enseñar a hacer. Cuando una persona es más grande y visible al exterior, y no en el interior de su empresa, es eso: solo un buen jefe. "No tiene nada de malo, hay personas buenas en garantizar resultados, tienen estrategia, saben llegar al poder, pero no les interesa en enseñar. También ellos funcionar en la organización y se les necesita, pero, no se debe confundir, son jefes, no líderes".


3. ¿Me enamora lo que hago?

Hay grandes jefes que tras involucrarse por años en una labor pierden el gusto por sus actividades, y mantienen el cargo por dinero y estatus. Esa persona aportó lo que debía, aunque quizá no es el indicado para marcar ruta. Un líder "ama y se apasiona por lo que hace" sin importar las condiciones y por encima del estatus.

4. ¿Soy bueno para perder?


El líder, invariablemente, asume las pérdidas y los fracasos cuando su equipo no da los resultados, como se esperaba. También sabe que, por encima, de los resultados inmediatos hay que dedicar ‘tiempo' a formar a otros y fracasar en el camino. Si a la persona se le dificulta asumir fracasos o dejar que el reflector recaiga en otros, no está lista para ser líder.

5. ¿Sé hablar con franqueza?

Ante un empleado que sólo se concentra en la crítica, sin dar opción de cómo cambiar un escenario, o cómo actuar para modificar su situación, muchos jefes prefieren "darse la vuelta". Un líder no hace eso, se reúne con el colaborador y plantea las cosas sin rodeos. Además de plantear el escenario, ése jefe/ líder pone tiempos, es de los que dicen: "observas este problema, tienes una semana para darme un plan y ayudar a resolver la situación". Si es una persona que rehúye a los conflictos, o piensa que quitan tiempo, tampoco tiene en su ADN el liderazgo.

Diferencias  (Jefe vs Lider)

 


 En tu oficina, qué prevalece ¿el líder o el jefe?

Adjunto unos videos interesantes

El papa de la administracion - Fundamentos de Peter Drucker
 
 



martes, 10 de septiembre de 2013

¿Y a ti cuánto te han pagado por renunciar a tus sueños?


Toda persona que he conocido tiene un sueño, un gran sueño, estoy convencida que tu también al igual que ellos y yo tienes el tuyo, pero no hablo de aquel sueño de ganarte algún día el gordo de la lotería de Navidad o en la ruleta, hablo de aquel deseo intenso que parece hablar a tu propia vida, de aquello que incluso estarías dispuesto a hacer así ello requiera de tiempo y acción, aquello que mueve tu alma por dentro y pone en marcha tus emociones, de aquella idea llamada sueño que sin duda alguna se haya ligada al propósito de tu vida. Puede ser que para algunos ese sueño sea más claro que para otros pero sea como sea ese gran deseo es el que te impulsa a comenzar las veces que sea necesario. Podrías decir en este momento: “Sebastian me identifico plenamente con lo que describes” O por el contrario decirme “La verdad yo no se ni cuáles son mis sueños y no tengo claro sí tengo uno” o decir como me dijo alguien algún día: “Sebastian estoy harto de ver como otras personas alcanzan sus sueños y yo sigo viendo mi vida pasar delante de mis ojos sin cumplir aquello que quiero” .
En un reunion realizada el miércoles pasado por Fabián González, él mencionaba algo sencillo pero muy cierto y es que es más fácil identificar aquello que NO QUEREMOS que saber realmente QUÉ ES LO QUE QUEREMOS. Podemos decir por ejemplo: “Yo no quiero trabajar toda mi vida como empleado de esta empresa” pero al preguntarte qué plan tienes para hacer lo que realmente quieres, titubeas un poco más. Posiblemente es ese estilo de pensamiento el que ha hecho que obtengas los resultados que tienes hasta el momento. Todas tus metas tienen como base el no, no, no: no ser como… no actuar como… no obtener tal… no permitir que… no volver a… no, no, no. Tu enfoque, tu atención, tus ojos y todo tu ser está centrado en lo que no quieres. Aunque este no es el punto que pretendo tocar en este artículo si quiero mencionarte que tu estado emocional fomenta tus acciones y por ende tus resultados. 
Es muy difícil y yo diría imposible conocer a una persona que no tenga ni idea de qué es lo que quiere en la vida y sea exitosa, comprendiendo que el éxito va más allá del dinero, el estatus, la fama, el reconocimiento e incluso la felicidad, porque el éxito tiene que ver con descubrir el propósito de tu vida, cuando lo encuentras trabajas para crecer en él y aprender en el proceso y en ese sentido aportar a otros. No es un lugar al que llegas, hace parte de tu día a día. O como lo mencionó Henry Ford “Todo el secreto de una vida exitosa es descubrir qué estamos destinados a hacer, y luego hacerlo”.
Yo podría recordarte en este momento todos los beneficios que puedes obtener cuando conoces tus sueños y trabajas por ellos, pero eso ya te lo he mencionado en gran parte de este texto. También podría recordarte que para llegar al lugar donde hoy estás has trabajado arduamente para que así sea, tanto el que ha encontrado su propósito como el que no se ha preocupado por hacerlo, esta última aunque no parezca ha sido una acción trabajada que ha dejado resultados obviamente poco deseados. Sin embargo mi pretensión hoy es cuestionarte precisamente con la pregunta de este artículo: ¿Y a ti cuanto te han pagado por renunciar a tus sueños? ¿Cuántos han renunciado a lo que aman sin incluso haber iniciado? O ¿cuántos se han dejado abatir por el dolor causado a raíz de una decepción amorosa o una pérdida significativa? ¿Eres de los que estás sufriendo una crisis económica que te impide ver el potencial que tienes para salir de la misma? O incluso ¿eres de aquellos que ante un sueldo mensual has renunciado a hacer lo que amas por obtener un beneficio lucrativo? No soy quien para juzgar que hagas una cosa u otra, lo que pretendo es que seas tu mismo quien responda esta pregunta y tomes acción, ya sea para seguir en tu estado actual o para tomarte con responsabilidad el vivir tu vida con propósito. Para ello quiero concluir con el siguiente vídeo de una persona con la que posiblemente te puedas sentir identificado. Por favor prestarle atencion .



Muchas gracias, aguardo comentarios.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Facebook y Twitter es malo usarlo en horas de trabajo ?

Un estudio elaborado por la consultora global AT Kearney asegura que permitir el uso de las redes sociales en el trabajo mantiene a los trabajadores más felices, echando por tierra la idea de que acceder a páginas como Facebook o manejar Twitter reduce el rendimiento laboral.
De acuerdo con Kevin Rice, portavoz de la consultora AT Kearney, cada vez son más los directivos que se dan cuenta de que permitir el acceso a las redes sociales en el trabajo no es necesariamente una pérdida de tiempo y que hace que los empleados se sientan más cómodos y felices en sus puestos. Según el estudio, el uso de Facebook y Twitter en horario laboral hace que los empleados descansen de la rutina y rindan mejor durante su turno, además de sentirse más satisfechos al tener la posibilidad de atender sus relaciones personales y familiares en el momento que lo desean.
Por otra parte, hace unas semanas, la consultora Gartner informó de que cada vez menos empresas restringen el acceso a Facebook, de momento la red social más popular. Y si en el 2010 la mitad de las compañías encuestadas bloqueaban el acceso, se espera que para el 2014 el porcentaje se reduzca a un 30%.