Tomás
trabaja más de ocho horas diarias de lunes a viernes. Algunos sábados
también le toca ir a la oficina para terminar asuntos pendientes que le
reclamarán la semana siguiente. Su horario es maratoniano y, sin
embargo, no siempre le da tiempo a finalizar todas las tareas que
implica su cargo.
Trabajo en equipo |
Trabajar de sol a sol no es
sinónimo de productividad. Tantas horas en la empresa pueden
provocar en el profesional distracción, tiempos muertos en los que muchos se
entretienen chequeando el correo electrónico o hablando por el móvil. Y,
además, se ha demostrado que todo ese tiempo invertido no se traduce en mayor
productividad. Si ustedes piensan que productividad es igual a mayor tiempo en
el trabajo, les puedo aconsejar que lean
el libro la Meta (Eliyahu M Goldratt) y les va a quedar clarísimo, lo que es
productividad.
El presentismo tiene un origen cultural. En
muchas organizaciones todavía se demanda la presencia de los empleados
en sus puestos, cuando muchos podrían trabajar desde casa o en jornadas
más flexibles. Noelia de Lucas, directora comercial de Hays
España, cree que "fallamos en la organización y la gestión del tiempo.
Somos muy presentistas e, incluso, todavía quedan empresas que
establecen reuniones a altas horas de la tarde y directivos que siguen
pensando que el número de horas en la silla es equivalente a buen
rendimiento".
David Comí, socio director de la
consultora Incrementis, también denuncia que en muchas organizaciones
españolas se confunde movimiento con rendimiento y dar vueltas con
avanzar. "Somos muy sociables y mezclamos las charlas con los compañeros
con el trabajo, lo que provoca que se alargue la jornada o, peor, que
no se termine la tarea a tiempo. Además, muchas veces estamos más horas
en la oficina para que el jefe o los compañeros crean que hacemos mucho
trabajo".
Eficacia
El primer paso para resolver un problema
es reconocerlo. ¿Estamos en ese punto? Jordi Damiá, profesor de
estrategia de empresa del MBA de la Universitat Politécnica de Catalunya
y socio de Setesca, explica que, en general, se confunde productividad
con competitividad. "Las empresas necesitan ser competitivas. Una
meta que se puede conseguir a través de la reducción de costes
salariales frente a la misma capacidad de producción; o apostando por
captar talento e invertir en tecnología para aumentar la eficacia".
Eficacia |
La tendencia en España, reconoce, ha
sido la de optar por la primera opción. Mikah de Waart, experto en
motivación personal y profesional, cree que ahora, después del bache
empresarial que ha provocado la crisis en el que muchas organizaciones
se han visto obligadas a apretarse el cinturón y reducir plantilla, se
impone "regularizar la situación, transmitir un sentimiento de
seguridad, de sostenibilidad, dar el mensaje de que todo va a ir a
mejor". Y esa misión le corresponde al departamento de recursos humanos.
No en vano, las compañías están
apostando ahora por la cercanía de las áreas de gestión de personas al
negocio y a la plantilla. "Hasta ahora, estos profesionales estaban más
dirigidos hacia el backoffice, y en estos momentos se busca un perfil
distinto, el llamado HR Business Partner, que es aquel
que tiene contacto con el negocio y con el equipo, con las personas",
asegura Isabel de Bethencourt, manager en la división de recursos
humanos y educación de Michael Page, quien añade que
otro de los objetivos que buscan las organizaciones es la efectividad
operacional, de ahí que "otra de las figuras que se reclama sea la del
responsable de efectividad organizacional que se encarga de medir y
organizar la estructura de la compañía para buscar la mayor eficacia en
el negocio: cada persona ubicada en el puesto según sus competencias".
Retos
La delicada situación en la que se
encuentran las empresas, con la economía todavía lamiéndose las heridas,
obliga a que tengan que asumir una serie de retos que habían quedado
relegados a un segundo plano en estos años de crisis. De Waart cree que
las nuevas estrategias de los departamentos de recursos humanos en este
sentido deben ir dirigidas a "retener el talento. Para ello es
completamente necesario que se trabaje en el sentimiento de pertenencia a
la empresa, los vínculos personales entre los empleados y la sensación
de equipo en las distintas áreas". Este desafío pasa por "tener detalles
con los familiares de los trabajadores; a través del horario y/o la
retribución flexible; descuentos para empleados en distintos servicios y
establecimientos; trabajar la comunicación interna bidireccional; hacer
reconocimientos a las personas cuando los merecen; y organizar
concursos o eventos corporativos, entre otros".
Metas + Productividad |
En el fondo se trata de hacer partícipe
al profesional de la empresa para la que trabaja. Hacerle sentir parte
fundamental de la organización para que, a través de esa motivación,
mejore su rendimiento. Una metodología que ya se aplica en empresas de
países que presumen de productividad como Alemania o
Suiza. Pero no todo se reduce a conseguir la motivación del equipo.
Damiá asegura que cada organización se fija en la forma de hacer de
empresas de fuera según sus objetivos.
Así, "en las compañías que basan su
competitividad en la internacionalización, el modelo de crecimiento en
el que se fijan es el alemán que no es otro que añadir, de manera
puntual, a profesionales expertos en equipos consolidados mientras se
forma a todo el personal en las competencias básicas. Las que sólo
buscan ser más productivas a través de reducción de costes buscan
competir con países como China, India o el norte de África".
Nuevas estrategias David Cru, director del Instituto Europeo de Coaching (IEC),
asegura que las estrategias que ahora están poniendo en práctica los
departamentos de gestión de personas se basan en "el desarrollo del
saber hacer y la eficiencia de cada colaborador a través de la
formación; la creación de un entorno laboral favorable para el optimismo
y la participación a través de la comunicación; la mejora de un
ambiente que genere innovación y el perfeccionamiento de los procesos
organizativos, algo que se consigue a través del desarrollo de un
liderazgo emprendedor; y la creación de políticas de compensación
relacionadas con la productividad, la satisfacción del cliente y el
crecimiento". Metas que todavía no han alcanzado muchas compañías
españolas ancladas en la forma de hacer de antes de la crisis. Otras,
sobre todo las familiares y las grandes corporaciones, sí han logrado
ponerse al día en las nuevas fórmulas.
Cómo ser más rentable
Saber establecer prioridades . Tener claro qué es lo importante.
- Asignación de plazos de ejecución. Fijar fechas de inicio y de fin, y segmentar el trabajo en pequeñas tareas.
- Planificar el trabajo en función de tareas clave. Definir cuáles son de mayor valor, cuáles de baja intensidad y qué funciones son de gratificación inmediata.
- Asertividad y autodisciplina. Para reducir las interrupciones, los imprevistos y las distracciones.
- Trabajar con objetivos. Lograr resultados frente a hacer tareas.
- Aplicar el modelo de revisión diaria. La primera al finalizar la jornada, y la segunda cuando se comienza un nuevo día laboral.
- Asignar bloques de acción y pausas planificadas. Para proyectos, mirar el correo, etcétera.
- Ser constante.
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