Cuando una buena remuneración ya no es suficiente para retener a los nuevos talentos, los líderes de una empresa son fundamentales en la tarea de reducir el nivel de rotación de empleados.
Jefes menos omnipotentes, estructuras horizontales y democráticas son algunas de las características valoradas por los jóvenes profesionales.
Distintos tipos de Lideres |
El mundo laboral ha cambiado. Las nuevas generaciones desafían a las estructuras verticales y rígidas, mientras que la rotación de personal
es mucho más alta y las carreras de largo plazo menos frecuentes. Una
buena remuneración ya no es suficiente para los empleados y las empresas
recurren a nuevas estrategias para retener a los mejores talentos.
Considerando estas tendencias, ¿qué tipo de liderazgo debe emplearse con
los jóvenes profesionales?
A nivel general, una de las principales diferencias entre la Generación X (nacida entre 1970 y 1980) y la Generación Y (1980-1990)
es que esta última tiene una concepción del trabajo asociada al placer y
diversión. La responsabilidad y el compromiso cobran relevancia cuando
le encuentran sentido a lo que hacen. Respetan la diversidad, son más
flexibles y reclaman que su voz sea escuchada. Quieren aportar su
estilo, su opinión y su mirada. ¿Qué esperan “los Y”, entonces, de sus superiores? Liderazgos horizontales y democráticos.
SI / NO |
“Las
estructuras verticales no sirven. Nacieron con la iglesia, las copió el
ejército y luego el empresariado”, señaló en una entrevista Tom Wise,
asesor y experto en Management. Las decisiones, bajo este esquema, son
tomadas en la alta gerencia, que define una estrategia y la comunica de
arriba hacia abajo. Si bien la mayoría de las empresas todavía funcionan
de este modo, existe una nueva tendencia a generar una comunicación más horizontal.
A su vez, adquieren más poder y autonomía los grupos de trabajo,
mediante el reemplazo de equipos de competencia por otros de
colaboración y participación. De este modo, el liderazgo no está
supeditado siempre a la decisión de un director. Esto genera ideas
creativas y mayor rentabilidad por parte de los grupos.
El líder democrático toma decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las opiniones de sus seguidores. Los criterios de evaluación y las normas son explícitos y claros. Cuando hay que resolver un problema, ofrece varias soluciones, entre las cuales el grupo tiene que elegir.
El líder democrático toma decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las opiniones de sus seguidores. Los criterios de evaluación y las normas son explícitos y claros. Cuando hay que resolver un problema, ofrece varias soluciones, entre las cuales el grupo tiene que elegir.
Siguiendo esta línea, la inteligencia emocional es otro aspecto fundamental del líder,
quien debe desarrollar el autoconocimiento, ser optimista, alentar a
sus empleados, estar al servicio de los demás, confrontar sus opiniones
con el equipo y asumir los errores en caso de cometerlos. En otras
palabras, debe ser cada vez más humano y menos omnipotente.
A esto hay que sumarle la capacidad de comunicar claramente la visión,
la misión y los objetivos de cada trabajo que realiza su equipo, ya sea
el corto como el largo plazo.
La empatía le permitirá al líder desarrollar su capacidad de ponerse en el lugar de sus empleados. Sabrá cómo decir las cosas y cómo actuar al percibir y comprender los puntos de vista de cada uno de los miembros de determinado grupo de trabajo.
Todos estos aspectos suelen ser muy valorados por los jóvenes profesionales, quienes buscan referentes capaces de adaptarse a su dinámica de trabajo, sus necesidades y esta nueva tendencia que cada vez pisa más fuerte.
Fuente: Materiabiz
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